miércoles, julio 22, 2009

I love granny.

La policía capitalina está a punto de armar el rompecabezas que ha fascinado a la sociedad las últimas semanas. La muerte conjunta de dos luchadores no es cosa que pase todos los días, tampoco el hecho de que los occisos hayan sido hermanos, gemelos y que en una de esas absurdas ironías que sólo la vida puede deparar, La Parkita y El Espectrito hicieron honor a sus nombres de batalla y hoy descansan en el cementerio. Juntos nacieron y juntos murieron. Las primeras pesquisas indicaron que ambos luchadores murieron debido a una alta dosis de gotas para los ojos, que mezcladas con alcohol inhiben el sistema nervioso central. Varios meses antes una banda de sexoservidoras, bautizadas como “Las Goteras” por la prensa policiaca, había sido desmantelada después de liquidar a varios clientes en hoteles de mala muerte, pero el antecedente y la técnica llegaron para quedarse. Lo inexplicable es que, una vez que se difundieron los retratos hablados de las presuntas sexoservidoras, resultaba evidente y manifiesta la fealdad de ambas, por decir lo menos. Incluso se rumoró que se trataba de travestis, debido a los rasgos nada finos de la(o)s sospechosos. Como suele ocurrir en estos casos, la policía, cuando quiere, sabe dónde apretar y descubrió que se trataba de dos féminas, conocidas en La Merced como “La Tía” y “La Gorda”, apodos que dejan mucho que desear al carecer de refinamiento y exquisitez (en este punto habría que dedicar un tiempo a la búsqueda de los mejores apodos criminales, pero basten algunas perlas: “El señor de los cielos”, “El Divino” o “El Señor de las ligas).
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......Tras abordar a los mini luchadores en Garibaldi, y aprovechar las bebidas finas que servía don Francisco Vázquez, un “botellero” de la plaza también detenido y bajo investigación, se encaminaron hacia el Hotel Moderno en la calle de Incas, cerca de la Arena Coliseo. La magia del video revela la llegada de las dos “señoras” a la recepción. Después entran los luchadores y los cuatro se pierden en la oscuridad de unas escaleras. Tiempo después, las dos señoras se detienen de nuevo en la recepción y según las encargadas del hotel, también presas por el presunto delito de alterar pruebas, las mujeres se despidieron diciendo: “Los señores se quedan a descansar”. El resto de la historia ya la sabemos.
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......Se dice en broma que cuando a uno lo descubren cometiendo una falta grave, más vale que dicha falta haya valido la pena. Hay gran diferencia entre robarse cinco pesos o diez millones de dólares; entre robarse un bolillo o un tráiler lleno de comida. En el caso de los luchadores, ¿cómo es que ambos decidieron marcharse con dos golfas retiradas? “La Tía”, detenida ayer por los rumbos de la San Felipe de Jesús, tiene sesenta y cinco años y lo que permiten ver las imágenes (fue) es poco agraciada. Al dibujante que realizó su retrato hablado le debe una cena aunque sea en Santa Martha Acatitla. Desconozco los principios y conceptos básicos de la sicología, pero la muerte de La Parkita y El Espectrito va más allá del complejo de Edipo. Cualquier persona, bajo los efectos del alcohol puede dar un mal paso, cogerse una mujer fea, fajarse a un travesti o besar a un hombre, pero dudo que alguien termine en la cama de hotel baratísimo con una abuelita recogida en Garibaldi.
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......Para muchos hombres resulta una aventura y un caudal de conocimientos entablar una relación íntima con una mujer madura. Difícilmente alguien le haría el feo a Margarita Gralia o a Mónica Bellucci, pero la mente humana, en muchas ocasiones, encuentra excitante a las mujeres pasadas de carne, maduras o rengas. Hay algún mecanismo que en determinadas circunstancias trasforma el desierto en un verde oasis, aunque sea de plástico y cartón.
Habrá que esperar la captura de “La Gorda” para saborear el desenlace del caso y compararla con su retrato hablado.
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......Quienes disfrutamos de la visión de una mujer madura vestida con recato que enseña lo suficiente, declaramos nuestra consternación por esta exacerbada y surrealista demostración de amor a las abuelitas.
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