lunes, febrero 12, 2007

EL JARDIN DE LAS DELICIAS (NOVELA)

Este es el "trailer" de El Jardín de las Delicias, mi primera novela, terminada el pasado 11 de febrero, luego de cinco años de trabajo.

Espero que les guste el video y dejen algún comentario o crítica, ya sea en el blog o directamente en Youtube, donde pueden calificar el video.

Esperen con paciencia los dos videos restantes de El Jardín de las Delicias.

sábado, febrero 03, 2007

Un avance la de novela "Nueva Tabla Esmeralda"

3. Nueva Tabla Esmeralda


And after all
we’re only ordinary men.
Us and them.
Pink Floyd.

Hay búsquedas que no terminan. Secretos que nunca se revelan. Descubrimientos para unos cuantos ojos, palabras para algunos oídos. Caminos intransitables, infinitos y oscuros para los necios: “Puedo asegurar que quien intente descifrar literalmente lo que los filósofos herméticos han escrito, se perderá en los meandros de un laberinto del que jamás saldrá” (livre d’Artéphius). Atajos luminosos y claros para los portadores de la llave; agua para algunas bocas.
Sólo para unas cuantas. Para los iniciados.

El camino de Santiago continúa. En los alambiques se subliman y condensan la sal, el azufre y el mercurio; a través del atanor observamos como aparece la estrella; aún arde la cama de estiércol y hierve el baño de María.

No hemos abandonado la gran tradición alquímica. Mucho menos la discreción con la que nos movemos por el mundo.
Sin embargo, no somos ajenos a la época en que vivimos. Aprovechamos la tecnología. Le sacamos provecho. Porque hay muchas cosas que ocultar.

Les tengo una noticia: quienes creyeron que Fulcanelli fue el último alquimista, están equivocados. La tradición no murió con el gran maestro. El famoso misterio de su desaparición no deja de ser una anécdota cómica que nos hace gozar a costillas de los diletantes.

Los advenedizos amenazan aún más nuestros secretos. Se han multiplicado geométricamente y el riego de que alguien descubra nuestras claves ya no dependen tanto de la habilidad o el razonamiento sino del azar. Un golpe de suerte puede terminar con años de sigilo y precaución.

Hoy en día, en internet, están al alcance de cualquiera los grandes tratados de nuestros maestros. Por fortuna, la interpretación de los procedimientos se ha mantenido invisible, pero acorde a los tiempos que vivimos, recurrimos a nuevas formas de encubrir nuestros mensajes. Formas creativas aunque no por ello seguras.

La forma preferida por muchos de nosotros ha sido la música y el cine.
¡Cuántos mensajes cifrados se han escrito en tonadas baladíes o cultas! Estrofas que la gente repite sin ton ni son, que musitan en la regadera o al lavar el auto; coros que los niños cantan en las escuelas. ¡Incluso hemos inventado pasos de baile para transmitir el orden de los procedimientos!

Pero ya hablaré de esto, que tiempo y espacio es lo que me sobra.

Hay escenas cinematográficas que se han convertido en iconos, emblemas de una época registrados en posters, tarjetas, calendarios de bolsillo, playeras que la gente se pone orgullosa, creyendo que así se vuelve parte de una minoría culta. Ojalá supieran que muy posiblemente algún alquimista los está observando, mientras caminan por la calle, con un mensaje sobre el pecho que se pasea inofensivo por el mundo.

Denme tiempo para que les hable de las películas que hemos usado como tratados alquimistas. Sean pacientes. Porque son muchas.

Pero antes hablé de los riesgos.

Porque entre los diletantes existen algunos muy ingeniosos y sagaces que han llegado lejos, muy lejos. Pero han pasado de frente, para su bien y el nuestro.

Muchos creyeron que la clave estaba escondida en la película Yellow Submarine (1968) de los Beatles. Creían o querían ver a los cuatro fantásticos como magos o alquimistas (la referencia está en Magical Mistery Tour, 1967) donde dice claramente: Away in the sky, beyond the clouds, live 4 or 5 magicians.

En la película antes referida, la profusión de colores señala claramente —a decir de los buscadores de claves alquímicas—, los siete planetas y los elementos que representan. Oro-Sol (), Mercurio-Mercurio (), Cobre-Venus (), Plata-Luna (), Hierro-Marte (), Estaño-Júpiter (), Plomo-Saturno ().

La pirámide desde donde parte el submarino es otra de las pistas falsas que siguieron los “investigadores”: dentro del submarino viaja la materia que al transitar por los doce peldaños del proceso alquímico se convierte en el Mercurio Azufrado que vertido sobre el plomo lo convierte en oro.






¿Se acuerdan del Sea of Monsters? Muchos lunáticos creyeron ver al basilisco, a la gallina mercurial, al león verde y a otros integrantes de la fabulosa zoología alquímica.
Un análisis bien hecho más no verdadero.
Hubo quienes se atrevieron a afirmar que Tommy (1969), la ópera-rock de The Who era la nueva Tabla Esmeralda. La carátula presenta una imagen simétrica a la manera de los célebres grabados alquimistas que se aprecia puede mejor en la edición del cd.

Al centro de la imagen, un ser asexuado (¿se trata del hermafrodita? Su sexo no está definido porque justo ahí está el orificio por medio del cual gira el disco), se eleva hacia un sol negro (¿eclipsado?), franqueado por dos mujeres coronadas por estrellas que sostienen, cada una, una moneda de cinco centavos. Ambas mujeres quedan detrás de dos máquinas de pin-ball. En el del lado derecho, sobre la pantalla, se ve el número 20 aunque una especie de onda de viento o la ladera de una montaña oculta el cero, anulándolo visualmente. El otro pin-ball presenta un número 52 y en este caso el mismo efecto visual oculta parcialmente el 5.

La suma de 5 y 2 da siete, donde el siete representa a los planetas que hemos anotado anteriormente. Por debajo del pin-ball se observan las piernas de las mujeres (dos pares, por supuesto) y más abajo, cuatro hombres (dos del lado izquierdo y dos en el derecho) vestidos con chistera y moño que levantan los brazos, aunque se observan ttres brazos pero no al tercer hombre. La suma de los tres brazos más las dos piernas da 5 que sumado a su vez al 2 de la pantalla del pin-ball da 7. La referencia a Hermes Trismegisto está clara:

Quod est inferius es sicut quod est superius
Et quod es superius es sicut quod est inferius
Ad perpetranda miracula rei unius

(Lo que está abajo es como lo que está arriba y lo que está arriba es como lo que está abajo, para hacer los milagros de una sola cosa.)

Por último, si se suman los tres brazos más las dos piernas más el 2 más el 5, el resultado es 12, el número de peldaños para la transformación del plomo en oro, es decir el proceso alquímico.
Ingeniosos sin duda, pero de nuevo pasaron de largo, enredándose en la complicada estructura de esta ópera de los sesenta.

Otros supusieron que en Bohemian Rhapsody, (canción de Queen grabada en 1975), estaban sugeridos algunos caminos alternos para la Gran Obra. Al editarse el último disco del cuarteto británico, la portada de Innuendo (1991) arrojó más luz sobre la creencia generalizada entre los advenedizos de que el grupo pertenecía a alguna cofradía rosacruz o alquimista.

El grabado de la portada así como el del reverso del LP son obras de Granville (1803-1847). Ciertamente el conjunto es sugerente: Un saltimbanqui rubio, de cabellos erizados (el Sol, ) maneja a su antojo varias esferas (¡los planetas!). Si sumamos las esferas móviles más pequeñas tendremos ¡7!, y si lo hacemos con las grandes ¡7 otra vez!

Fíjense en los colores.
¿Qué esconde el Sol dentro de su pantalón o regazo? ¿La Tierra? ¿Nuestra tierra? ¿O la piedra, la Magna Obra?

¿Qué querrá decir el plátano que está a punto de aplastar al diminuto sujeto que mira aterrado su destino? Lo que ustedes se imaginan: de nuevo cerca, pero fallaron de nuevo. Es un chiste más de sus amigos los alquimistas porque el grabado original —está claro que muy pocos conocen la autoría del grabado y otros pensarán que el dibujo lo hizo Feddy Mercury y supondrán, en el colmo del delirio, que el falso apellido de Frederick Bulsara es una clara alusión a su oficio de alquimista— no muestra un plátano sino una estrella conocida como la gran cruz del mérito de acuerdo con el relato de Granville en Un autre monde (1844). La estrella es la figura que el alquimista observa al asomarse al atanor, justo antes de completar la Gran Obra.

Los botones de la camisa del Sol, ¿representan la Luna? ¿Mercurio? ¿Azufre? ¿Sal?

Hermes Trismegisto dice:

Pater eius est sol, mater eius luna;
portavir illud ventus in ventre suo;
untrix eius terra est.
(El Sol es su padre, la Luna es su madre, el viento la ha llevado en su seno, la tierra es su nodriza; el padre de todo, el Thelesma de todo el mundo, está aquí; su fuerza y potencia serán completas si es convertido en tierra.)

La contraportada presenta el otro grabado de Granville tomado del mismo libro. Reproduzco a continuación un pequeño párrafo para ilustrarles:

Un incidente precipitó el final del concierto. En pleno fuego de artificio en re, en el momento en que la fuga acaba smorzando mediante una melodía dulce y soñadora, un figle, demasiado cargado de armonía, estalló de súbito como una bomba, liberando negras, blancas, grupetti de notas agudas, corcheas y dobles corcheas. Nubes de humo musical y llamaradas de melodía se propagaron por la atmósfera. Varios dilettanti resultaron con las orejas desgarradas, otros sufrieron por las astillas de la clave de fa y de la clave de sol.

Si partimos de la idea de que cada nota musical corresponde a un planeta tenemos lo siguiente: En pleno fuego de artificio en re…la segunda nota musical corresponderá a Mercurio (), (según el sistema cosmológico de Copérnico), fa representa la cuarta nota o la Luna (), y la nota sol será Marte (). Dispuestos en orden ascendente, el camino hacia la Gran Obra o Piedra Filosofal supone transitar desde el plomo hasta el oro y en este caso, los dilettanti han errado el camino, causando el estallido de un alambique y la penosa tare de empezar de nuevo.

Por otro lado, los concienzudos investigadores creen que las notas musicales desperdigadas por el escenario al pie del gran figle con patas, son una clara referencia a los símbolos que representan cada planeta sólo que estos han sido alterados, dibujados groseramente para confundir a los no iniciados.

¿Cuántas son las esferas que caen hacia el lado derecho del grabado? Adivinaron, son siete.
¡Cuántas alucinaciones y desvaríos!

Pero debo reconocer el buen tino de estos “buscadores de oro”. Sí, tuvieron éxito, pero, por arte de magia o gracias a un milagro, desestimaron su hallazgo.

Nunca habían llegado tan lejos.

La evidencia que tenían ante sus ojos era incontrovertible: The wizard of Oz (película de 1932, con Judy Garland como Dorothy), es un tratado alquimista creado para difundir nuevas formas de la Magna Obra. Las referencias son bastante claras, pero me tomaré un tiempo razonable para explicarles en dónde están los mensajes. Sólo quiero que sepan que, cuarenta años después, temblaríamos de miedo ante la más grave crisis que sacudió nuestra hermandad, al grado de que los diletantes responsables de la profanación tuvieron que ser asesinados.

Hacia 1972 continuamos sembrando mensajes en muchas canciones aunque de manera sobria. Pero la dificultad de conocer el orden en que esos mensajes debían traducirse, así como la enorme cantidad de discos a adquirir para reunir apenas una pequeña parte del proceso alquímico, entorpecían nuestros trabajos y en el Concilio Alquímico se acordó que cuatro grandes maestros colaborarían conjuntamente para difundir, en un solo texto, la nueva Tabla Esmeralda.


Esta gran tarea fue encomendada a cuatro miembros del gremio de arquitectos que bajo el nombre de Pink Floyd crearon el más avanzado tratado alquímico: Dark side of the moon (1973). Sus creadores fueron: Roger, de la hermandad Waters, David, de la Hermandad Gilmour, Nick, de la Hermandad Mason, y Richard de la Hermandad Wright.
Al momento de crear el disco, los cuatro alquimistas decidieron que crear un tratado que pudiera no sólo escucharse sino verse al mismo tiempo, contribuiría enormemente al avance de la alquimia y representaría el trabajo más avanzado e inaudito jamás pensado.


La ejecución no fue fácil, pero el empeño de los cuatro permitió terminar el proyecto en un año. Además del éxito en ventas que significó, consolidando aún más nuestra presencia mundial, el disco se erigió como un símbolo generacional que fue transmitiendo su riqueza musical a todos los rincones del mundo. Entre las artimañas que usamos para confundir a la gente, la mejor de todas fue la difusión de que con ayuda de un poco de marihuana, el disco transportaba a otras dimensiones.

El total de transmutaciones superó las expectativas del tratado, y contribuyó enormemente a consolidar la economía mundial en un lapso de treinta años.

Ya desde la portada del disco se advierte la audacia de sus creadores: Un rayo de luz que se descompone al entrar en un prisma piramidal en los colores del arco iris (suman siete colores, ya he dicho hasta el cansancio lo que quiere decir y no pienso repetirlo). El prisma es la representación alquímica del fuego, la llama necesaria para llevar a cabo la transformación del azufre y del mercurio dentro del atanor. De las 10 canciones o temas que incluye el disco, sólo siete poseen las claves, el resto son pistas y caminos falsos.

Las alarmas sonaron la tarde del 23 de junio de 1988: de alguna manera alguien reveló la relación entre The Wizard of Oz y Dark side of the moon. La noticia se dio a conocer primero en la radio y no pasó mucho tiempo para que la gente, en masa, corriera a adquirir la película y el disco. Nunca antes la película cobró de pronto vigencia, después de 50 años de verse como una producción infantil e inocente.

Al tercer rugido del León de la Metro Goldwyn Mayer (figura alquímica que representa la Piedra), se pone play al disco y se observa la sucesión de imágenes y las letras de las canciones indican el procedimiento a través de metáforas que, en algunos casos, se explican con las escenas de la película.

Por hoy es suficiente. Ya saben dónde buscar, más no cómo.

Enviaré este mensaje a 350 correos electrónicos en el mundo. Hasta hoy, gracias a la desconfianza por los millares de virus que pululan en la red, nadie se ha atrevido a abrir un correo con el nombre: ℮’’€*’’?¿#&©≠<§½.

El temor de una enfermedad demoledora en la computadora es demasiado frente a la curiosidad.
¿Alguien lo abrirá?

Estoy revelando secretos y puede costarme la vida, pero el deseo de venganza es mayor que cualquier otra cosa.

Les envío un presente.

Esta es la nueva Tabula Smaragdina:

All that you touch
All that you see
All that you taste
All you feel
And all that you love
And all that you hate
All you save
And all that you give
And all that you deal
And all that you buy
beg, borrow or steel
And all you create
And all you destroy
And all that you do
And all that you say
And all that you eat
And everyone you meet
And all that you slight
And everyone you fight
And all that is now
And all that is gone
And all that´s to come
And everything under the sun is in tune
But the sun is eclipse by the moon.

p.d.
Una última cosa, diletantes: Tecleen en cualquier computadora, en cualquier parte del mundo, mi nombre. ¿Notan que la computadora no marca error en la escritura? ¿Por qué? ¿Será a caso que los alquimistas tuvimos algo que ve con la invención de las computadoras?

Atentamente,
Hermes Trismegisto.