miércoles, enero 16, 2008

Sobre el cierre de la cantina "El Nivel"

A pesar de que no soy un bebedor ocasional o promedio siquiera, el repentino cierre de la famosa cantina El Nivel merece un comentario en esta pobre bodega de textos abadonados. Según escuché esta mañana en las noticias, la cantina con la licencia número uno expedida en la ciudad de México para la venta de alcohol, acaba de cerrar sus puertas para siempre debido a que le tocó la de malas al estar ubicada en el antiguo edificio que albergó a la Universidad Nacional Autónoma de México. Las disposiciones jurídicas son un meandro difícil de sortear: los leguleyos de la UNAM lo saben bien, así que es probabe que hayan dispuesto de métodos infalibles para cortar de tajo con una de esas partes de la ciudad que son historia pura. ¿Importa que ahí debajo, en la sacrosanta edificación de la primera sede la UNAM exista una cantina? ¿No es la Ciudad Universitaria un espacio rodeado de cantinuchas disfrazadas de loncherías? Me extraña que las autoridades de la UNAM no hayan actuado de la misma forma con las personas que mantuvieron o aún mantienen, no lo sé con exactitud, tomados decenas de salones y el Auditorio de la Facultad de Filosofía y Letras. Eso sí atenta con la cacareada autonomía universitaria, no una cantina histórica, punto de reunión y encuentro de varias generaciones.

Ojalá que se organice una marcha para impedir este atropello; cosas peores le han pasado a la UNAM.

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