sábado, septiembre 23, 2006

Nuestra querida sección: Cuéntame un cuento.

Sólo salida

Existe una salida del metro Centro Médico que claramente dice Sólo salida. Si alguien se atreve a desobedecer la regla escrita en el anuncio luminoso, un enano, oculto entre las sombras de esta salida lóbrega y sucia por el desuso, castiga a todo aquel que por cansancio o valemadrismo decide bajar por ahí aun y cuando, como ya se mencionó, está prohibido. El enano, con un palo grande forrado de terciopelo rojo, semejante a un bat de béisbol, propina un golpe en los güevos al desordenado. Algunas víctimas caen al suelo donde se revuelcan de dolor, otras se recargan contra la pared al tiempo que sus manos, tardíamente, se juntan en las ingles para proteger las denominadas partes nobles. En cualquier caso, las víctimas, que inútilmente tratan de distinguir en la oscuridad al atacante, comprueban en carne propia que la leyenda del enano rompe-güevos es verazmente dolorosa.

Lo peor no es eso. Se dice que otro enano, con una verga gigantesca que le arrastra cuando camina, ronda a veces por ahí, buscando a otro desordenado. Con paciencia, aguarda a que su colega rompe-güevos haga su trabajo, y entonces, cuando la víctima yace en el piso o busca consuelo en algún rincón, el enano de la verga gigantesca le arranca los pantalones y con su carne maltratada, sangrante a veces por las costras que le provoca la fricción contra el suelo, lo viola sin piedad. Por eso dice el anuncio, bien claro: Sólo salida.


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