No fue Carlos Salinas de Gortari, “el Innombrable”; no fue Diego Fernández de Cevallos, alias “el Jefe”; tampoco Carlos Ahumada, empresario que no hila más de tres palabras consecutivas sin emplear muletillas; tampoco René Bejarano, “el Señor de las ligas”, cuya aparición en un video casero filmado por el ignaro empresario mexicano-argentino, estuvo a punto de liquidar las aspiraciones presidenciales de su jefe. No.
.
..........Ni el IFE, ni el TRIFE, ni los artículos del COFIPE. Por más poderosos esfuerzos intencionales o involuntarios realizados por los personajes anteriores, hombres eminentes de la política nacional, nadie habría imaginado que aquel seguidor-simpatizante-creyente que de pie en el estrado, frente a la multitud embravecida sintió temblar las piernas y protestó pusilánime que, de resultar ganador en la contienda por la delegación Iztapalapa renunciaría para dejarle el puesto a Clara Brugada. Tras una ilustración dogmática, sólo comparable a la virginidad de María llena eres de gracia que se acepta sin reservas, Juanito el de Iztapalapa, a imagen y semejanza de Juan Diego, el más humilde sus su hijos, recreó con éxito el milagro del agua y del vino, convirtiendo los votos rojos de Partido del Trabajo en amarillos para el PRD. Alquimia electoral pura que hubiera enmudecido al gran Flamel: el Peje transformó a Juanito en Clarita.
.
..........Sin embargo la trampa está en el método. Envalentonado por su aplastante triunfo en la delegación más poblada del DF, y por ende a la que más recursos se le destina, Juanito probó las mieles del triunfo, de esas que jamás volvería a degustar, supuso con toda razón, y su lealtad derivó en una suerte de Frankenstein iztapalapeo: con la pila bien puesta y la constancia de mayoría que lo acredita como ganador, hoy duda si cederle el puesto a Clara Brugada, quien ha afirmado que en realidad las diferencias entre ella y Juanito carecen de importancia y consideró que un problema serio, serio de verdad, es el golpe de estado en Honduras, no los conflictos en Iztapalapa. (¿Y esta caradura pretende ser delegada en Iztapalapa? ¿Minimiza problemas urgentes como el del agua en la demarcación, afirmando que lo que pasa en Honduras, la tierra de un émulo de Fox, es más importante?).
.
..........La transformación de Juanito hiela la sangre. En menos de dos meses pasó de ser inocente y fiel como Chabelo a gandaya como Tun-tun, el enano repartidor de puntapiés y albures del cine de ficheras. Como dice el popular dicho “No tiene la culpa el indio sino quien lo hace su candidato”. López Obrador, quien se jacta de ser un estudioso de la historia nacional y ha demostrado ser un conspicuo político, cometió un error. Si Juanito fue capaz de mentarle la madre de a gratis a Mario Molina, premio nobel de química, en octubre de 2007 (Juanito no tenía ni idea de quién era el blanco de sus insultos), como se muestra en esta fotografía:
..........¿Por qué no habría de tomarle el pelo si López Obrador —que no ganó nada y tuvo que coronarse en una especie de ópera bufa o pastorela en el zócalo, recibiendo de manos de Rosario Ibarra, la abuelita de la “polaca” nacional—, le sirvió en bandeja de plata un buen empleo, con prestaciones superiores a las de ley y agradable ambiente de trabajo?
.
..........Me resulta revelador que Juanito ha comentado que si tiene que asumir el cargo, incluirá en su equipo de trabajo al hoy delegado de Iztapalapa, del clan contrario al pejismo, los chuchos, cuyo nombre remite al alevoso sujeto que se encargó de demostrar que el salvador de la humanidad, el rayo de luz y de esperanza llamado el Cristo, había fallecido en la cruz: Longinos García.
.
..........En toda buena historia de fe y amor, hay un Pedro listo para negar tres veces al maestro y un Judas Iscariote dispuesto a traicionarlo a cambio de unas monedas del presupuesto. Juanito resultó una efectiva mezcla de ambos. Ora si que este les salió más cabrón que bonito.
.
.
Imágenes tomadas de: http://www.milenio.com/node/273773
http://mydarkestblood.blogspot.com/2009/06/el-candidato.html