viernes, marzo 27, 2009

Manu Chao

Ambiguo como su nacionalidad, Manu Chao es un "músico-compositor" de padre francés y madre vasca, cuya producción discográfica en solitario se compone de seis discos que se hubieran podido reunir en uno solo (de 128 canciones), dado que su estructura, letras y ritmo son muy similares, lo que evidencia dos cosas: 1) Que en toda su carrera jamás ha tomado clases de solfeo, armonía o composición, o 2) Halló la fórmula mágica para producir sin esforzarse. Me inclino por una mezcla 50/50 de ambas conjeturas.

Símbolo de la Generación Globalifóbica, Manu Chao ha sabido explotar como nadie el vacío ideológico de miles de jóvenes y adultos, aglutinados en la Generación de la Crisis, periodo que abarca desde finales de los setenta hasta el día de hoy. A falta de ideas y propuestas serias para "combatir la perniciosa globalización" (los globalifóbicos usan computadoras portátiles, teléfonos celulares, internet), Manu Chao llena el hueco, se lanza a escribir y cantar sus letras de denuncia contra el abuso a los migrantes, la legalización de la marihuana o sobre lo glorioso que sería el mundo si fuera gobernado por los zapatistas del alicaido sub-Marcos. Los mensajes de sus canciones, estribillos fáciles para silbar o tararear, calan hondo lo mismo a los chicos emos del CCH que a los rudos comunicólogos de la Ibero. Manu Chao es ideología a la medida, construida con enunciados rupestres (revisar la letra de Welcome to Tijuana), y lugares comunes, que al cantarse en inglés-español-francés adquieren, por arte magia, universalidad. En el fondo, no es más que un recurso para vender más discos en más países, no en balde los discos más famosos del cantautor están editados por la poderosa Virgin records.

"La resignación es un suicidio permanente" se lee en la página de internet del autor de "Clandestino". La frase, digna del discurso optimista de Miguel Ángel Cornejo, destila un tufillo guevarista que me remite a "Morir de pie o vivir de rodillas" (sobre esta frase hay mucha controversia sobre quién la dijo primero, pero para el caso es igual) y no puedo dejar de pensar en Cuba, el "territorio libre de América".

Se dice que debido a que Manu Chao habló sobre el caso Atenco aprovechando que está en Guadalajara (tierra de la más recalcitrante intolerancia religiosa, racial y social en México), próximamente será expulsado del país. Hablar sobre la represión contra los "macheteros" es como pegarle a una borracha. A él le conviene que se arme el escándalo. Hay que imaginar las planas de los periódicos exponiendo la foto de Manu Chao flanqueado por agentes del Instituto Nacional de Migración siendo conducido a un avión con destino a quién sabe dónde. Habrá alguna protesta en la UNAM, el gobierno de la ciudad de México develará una placa en el Metro para desagraviar al vocero de las minorías (junto a la de Rockdrigo en la estación Balderas) y en el Foro Alicia se llevará a cabo un seminario para denunciar la represión en contra de los artistas que se oponen y denuncian los crímenes del terrible sistema capitalista (gracias al cual Manu Chao se ha hecho rico.

Sin ánimos patrioteros, me da igual que Manu Chao hable de lo que sea, pues sus argumentos no serán más que lugares comunes. Espero que lo expulsen y que deje de vender producutos envueltos con ideología de muy mala calidad.